El secreto de los grandes resultados
El crecimiento bidireccional
7/4/20252 min read
Un día vi un reel en Instagram que decía que los árboles crecen en dos direcciones al mismo tiempo: hacia arriba y hacia abajo… ¡Wow, me encantó!
Creo que, si internalizamos esa verdad, entenderíamos que para tener grandes frutos necesitamos un sistema de raíces profundas que los pueda sostener.
Hoy en día noto varios escenarios en la sociedad:
Está la gente que quiere resultados de la noche a la mañana, sin adquirir nuevos conocimientos, sin disciplina, sin acciones dirigidas al logro de objetivos específicos, sin inteligencia emocional. ¡Esperan los frutos por arte de magia!
Está otra gente que solo se enfoca en “prepararse” y no se expone; es decir, hace mil cursos, lee todos los libros del mundo, y sin embargo sigue en el mismo punto de estancamiento. Se enfocan en aprender, pero no en ejecutar lo aprendido.
Y está el otro grupo (donde espero que estemos todos) que tiene un norte claro: sabe qué tipo de árbol es y, por lo tanto, qué frutos puede dar según sus dones y talentos. Al mismo tiempo, se enfoca en hacer el trabajo interno que nadie ve, pero que es totalmente necesario para poder sostener los frutos que espera cosechar.
En mi opinión, ese sistema de raíces que debemos construir está hecho de aquellas habilidades, hábitos e inteligencia emocional que necesitamos para lograr las metas que nos proponemos.
¿Cómo voy a tener una buena relación de pareja si no sé comunicarme ni autorregularme emocionalmente?
¿Cómo voy a tener éxito laboral si no sé trabajar en equipo ni poner límites sanos con mis compañeros?
¿Me entiendes el punto? Los resultados externos dependen de nuestro crecimiento interno.
Así que hoy te llamo a la reflexión y te pregunto: ¿Estás creciendo para ambos lados al mismo tiempo o no?
Si tu respuesta es no, define bien tu meta y analiza qué raíces necesitas construir para dar ese fruto. Haz ingeniería inversa: pon el objetivo y luego identifica qué necesitas aprender o desarrollar para llegar ahí.
Si tu respuesta es sí, entonces te felicito. ¡Sigue creciendo! Y mi consejo para ti es: si estás cosechando lo que querías, no te muevas de ahí hasta que Dios te diga. No reinicies el proceso de crecimiento solo por la “adrenalina” de empezar algo nuevo. Recuerda que arraigarse toma tiempo (¡años!). No vale la pena empezar de cero una y otra vez, sin necesidad. Solo muévete cuando la maceta te quede pequeña. De lo contrario, sigue creciendo donde estás plantado.
Liliana Henríquez
CONTACTO:
info@lilianahenriquez.com
info.lilianahenriquez@gmail.com