Emigrar no es para todo el mundo
El viaje que transforma tu vida
9/25/20252 min read
Emigrar es como emprender…no es para todo el mundo. Algunos lo llevan mejor que otros, pero la verdad es que emigrar es cambiar de casa, de cultura, de idioma, de amigos, de iglesia… de todo. No todos están listos para ese grado de reinvención.
Emigrar rompe lo conocido y te obliga a construir algo nuevo. Es, sin duda, un gran ejercicio de fortalecimiento de la autoestima, porque te impulsa a creer en ti, sí o sí.
Emigrar es un duelo, y por eso duele. Sin embargo, muchos se quedan atrapados en ese camino de lágrimas y no pasan al otro lado: el de la reinvención.
Es fácil identificar a quienes permanecen en la nostalgia: suelen decir “en mi país la comida es mejor”, “esto no es como en mi país”, “no me hallo aquí”, etc. Viven con los pies en un lugar y la cabeza en otro. Así, el bienestar emocional se ve comprometido porque el cuerpo queda sometido a un estrés constante que dificulta la adaptación.
Cómo abrazar tu nuevo hogar
Si eres migrante, te invito a ver a tu país de residencia como tu segundo hogar. Recorre sus calles, conócelo. Es difícil amar lo que no se conoce. Y recuerda: no tienes que elegir entre tu país de origen y tu país actual. Tu capacidad de amar es tan amplia, que ambos pueden tener un lugar especial en tu corazón.
Un consejo antes de emigrar
Si estás pensando en emigrar, permíteme darte un consejo: piénsalo muy bien. Emigrar no es una decisión que se deba tomar a la ligera, porque literalmente es desarraigarte de una tierra para plantarte en otra.
Si es posible —sé que para muchos, como nosotros los venezolanos, no lo fue— analiza bien las razones por las que quieres dar este paso. Y si decides hacerlo, hazlo con paso firme y sin mirar atrás. “Quema los barcos”, es decir, decídete a hacer a que las cosas funcionen.
Emigrar es como el matrimonio: un compromiso permanente. Decide bien. No es un juego.
Yo emigré a Colombia en 2017. Fue una migración no planeada, pero la asumí con compromiso. Es como el chico que nunca pensé conocer, pero con el que terminé teniendo una relación maravillosa.
Que Dios te guíe si planeas emigrar. Vive el duelo de dejar tu país natal, pero pon los ojos en el futuro que vas a construir en tu nuevo hogar. Emigrar no es perder un país, es ganar dos corazones: uno que guarda raíces y otro que se abre a nuevas alas.
¡Suerte!
Liliana Henríquez
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