Nadie persigue aquello que no cree merecer
El poder del inconsciente
8/8/20252 min read
Déjame y te explico esa frase.
Pero primero, un poco de contexto…
De forma consciente, casi nadie diría: “No me merezco que me pasen cosas buenas.” Al contrario, solemos decir que nos merecemos el sol, la luna y las estrellas.
Sin embargo, nuestra mente funciona como un iceberg: la parte consciente apenas representa un 5%, mientras que el 95% restante está formado por nuestros patrones inconscientes. Y lo inconsciente, aunque no lo veamos, es lo que realmente nos mueve.
Como bien decía Carl Jung: "Hasta que no hagas consciente lo inconsciente, seguirá dirigiendo tu vida y lo llamarás destino."
Entonces, probablemente te estés preguntando:
¿Y qué tiene que ver esto con la frase: “Nadie persigue aquello que no cree merecer”?
Simple: ¡Tiene todo que ver! Porque si en lo profundo —en ese 95% del iceberg que no vemos—, nuestras creencias son opuestas a lo que proclamamos con la boca, vamos a obtener resultados que reflejan esas creencias limitantes, no nuestros deseos conscientes.
Veámoslo con un ejemplo…
Imagina a una persona que, aunque tiene un excelente currículum (cinco maestrías y dos doctorados), creció en un ambiente lleno de descalificaciones y falta de reconocimiento. A pesar de sus logros, se siente inferior y está llena de inseguridades.
Si le ofrecen un cargo de CEO en una empresa, lo más probable es que, de forma inconsciente, se sabotee el éxito y cometa errores que lo lleven a perder el puesto. Porque, en el fondo, no se siente merecedora de algo tan bueno. Y como no es consciente de esas creencias limitantes, terminará diciendo cosas como: “¡Ese jefe es terrible!”, “Nadie está a mi altura…”
(Aquí le llamamos “destino” a lo que en realidad es la repetición de nuestro inconsciente.)
Entonces, ¿Cuál es la tarea?
Observar qué es lo que decimos que merecemos... y luego mirar lo que realmente obtenemos.
Si hay coherencia entre lo uno y lo otro, ¡excelente! Pero si digo que quiero algo y obtengo lo opuesto, o si lo logro y luego “lo pierdo” (me lo autosaboteo), entonces hay trabajo que hacer en terapia.
La vida es corta, pero no tanto como para vivirla yendo en sentido contrario a lo que verdaderamente deseamos.
Revísate y manos a la obra, porque sí es cierto...
Nadie persigue aquello que (inconscientemente) no cree merecer.
Liliana Henríquez
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