¡Odio la ansiedad!

La villana del cuento

8/15/20252 min read

woman in gray turtleneck long sleeve shirt
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Si nunca has tenido un ataque de pánico, deseo de todo corazón que nunca lo experimentes.
Es el resultado de un estado de ansiedad tan alto que te paraliza y te hace sentir como si estuvieras teniendo un ataque cardíaco.

La ansiedad es como la droga... todo está en la dosis.

Sentir ansiedad es algo normal y natural, especialmente en momentos de incertidumbre, como presentar un examen, hacer algo nuevo o enfrentarse a lo desconocido. Sería ilógico estar saltando de la emoción ante situaciones cuyo resultado no conocemos.
El problema empieza cuando los momentos inciertos superan nuestra capacidad para manejarlos. Ahí es cuando la ansiedad se sale de control y aparece el pánico.

Si no has visto la película Intensamente 2 (Inside Out 2), te la recomiendo. Es educación emocional básica. En ella puedes ver cómo se manifiesta un ataque de pánico producto de la ansiedad.

Así como en la película, la ansiedad llega con sus maletas a nuestra mente. ¿Qué hay en esas maletas? Dudas, cuestionamientos, expectativas, experiencias pasadas que no queremos repetir, preocupaciones... ¡y todo eso pesa!
No es lo mismo cargar un bolso de 5 kg que una maleta de 30 kg… todos los días, todo el día.

Es imposible vivir sin ansiedad.
La necesitamos. Es esa presión que nos impulsa a actuar, a terminar proyectos, a movernos. Una dosis baja de ansiedad puede ser útil. Pero en grandes cantidades, nos paraliza. Por eso, en algún momento todos decimos: ¡Odio la ansiedad!

Pero ella no es la villana del cuento. Es solo un personaje más dentro del combo de emociones que Dios nos dio. Nuestra tarea es aprender a gestionarla. La ansiedad nos muestra, muchas veces, nuestro deseo de controlar todos los escenarios posibles… y eso, simplemente, no es viable.

¿Qué podemos hacer?

  • Identificar la causa de su aparición.

  • Adquirir conocimiento para tomar decisiones desde la información y no desde el miedo (muchas veces sufrimos por no saber cosas que podríamos averiguar fácilmente).

  • Confiar en el proceso, en Dios y en la vida.

No podemos controlarlo todo, pero sí podemos hacer nuestra parte y responsabilizarnos por ella. Lo demás, queda en manos de Dios.

¡Confía!
Las cosas no suelen ser tan graves como las imaginamos.

Liliana Henríquez

IMPORTANTE: Si tienes un ataque de pánico o sientes que tu nivel de ansiedad está subiendo considerablemente, no lo ignores y busca ayuda profesional. Necesitas acompañamiento psicológico y posiblemente, farmacológico también (¡no te automediques!)