¡Paciente siempre, impaciente jamás!

La paciencia en los procesos

11/20/20252 min read

green leafed tree surrounded by fog during daytime
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Hay psicólogos que llaman a sus pacientes “clientes”, pero no estoy de acuerdo con ese término.
Yo los llamo pacientes porque la paciencia es la bandera de todo proceso de transformación interior.

Cuando queremos ver cambios, debemos ser pacientes —muy pacientes— con todo el proceso.
Porque un día se da un paso hacia adelante y luego tres pasos hacia atrás…
y en los procesos de dependencia emocional… ¡ni te cuento!

Pero así es la vida: va de subida y, a veces, de bajada.

¿Qué hacer cuando la paciencia se acaba?

Buscar una transfusión de paciencia.
Hay donantes de paciencia: tus verdaderos amigos, tu familia, tu pareja, tu psicóloga, tu red de apoyo…
Esa es la gente que te va a recordar que ya falta poco para ver la luz al final del túnel.
No solo te lo van a recordar, sino que te acompañarán en el trayecto.

Por favor, no permitas que la vergüenza de admitir que “volviste a caer” te impida pedir ayuda.
No sé si lo sabes, pero todos —absolutamente todos— hemos hecho cosas que prometimos no volver a repetir y luego nos hemos arrepentido. Así que deja de creer esa mentira de que solamente a ti te pasan las recaídas. ¡Nos ha pasado a todos!
La diferencia está en tu capacidad de levantarte. Y, sinceramente, a veces necesitamos que nos extiendan la mano y nos saquen del hoyo porque no podemos solos.
¡Y eso también está bien!

Hoy, 20 de noviembre, se celebra el Día del Psicólogo en Colombia. Y no puedo dejar pasar esta ocasión sin reconocer públicamente la valentía que han tenido varios de mis pacientes al decirme mil veces lo mismo en terapia. No es nuevo para mí escuchar frases como:

“Aquí estoy yo, contándote otra vez que regresé con mi ex.”
“Ya debes estar cansada de escuchar que la ansiedad me volvió a ganar.”
“Todo iba bien y volví a meter la pata.”

Sé que lo dicen desde su genuina preocupación de no notar progreso y sentirse fracasados, pero trato de ayudarles a ver que la toma de conciencia, por sí misma, ya es progreso.
Antes repetían patrones de manera inconsciente, y ya no.
Es como decir: antes pecaban sin darse cuenta, y ya no.
¡Eso es avance!

Hoy celebro eso: la toma de conciencia que se produce cuando somos pacientes con nuestros procesos. La impaciencia genera frustración y, paradójicamente, retrasa el proceso.

Te invito a ver la paciencia como una forma de confianza: creer que algo se está moviendo, aunque no todo sea visible.

Si sembraste tu semilla de cambio y la riegas constante y diligentemente con atención y cuidado, no dudes de que, a su debido tiempo, brotará y se convertirá en un árbol fuerte.
Tu trabajo es sembrar y regar; Dios dará el crecimiento.
Pero no se pueden obtener frutos de semillas olvidadas, que dejaron de regarse…

Si ya iniciaste tu proceso de transformación interior, sigue regándote.
Te garantizo que verás frutos.

Y si necesitas una transfusión de paciencia porque se te agotó hace rato, busca a tus donantes.
¡Resucita tu planta! No la dejes morir.

No olvides que ser paciente no es esperar sin hacer nada, sino confiar mientras te transformas.

¡Paciente siempre, impaciente jamás!

Con cariño,
para mis pacientes pacientes y mis pacientes lectores.

Liliana Henríquez