¿Te estás cuidando o sobreexigiendo?
El lado oculto del autocuidado
10/2/20252 min read
¿Alguna vez has sentido que tu rutina de autocuidado te estresa más de lo que te relaja?
Lo que empezó como un momento para desconectarte y nutrirte, de repente se convierte en otra tarea que tachar de la lista.
Está bien cuidarnos: hacer journaling, tener una rutina de skincare, hacer ejercicio, leer… pero cuando esas actividades dejan de ser un espacio de bienestar y se transforman en una obligación, perdemos el enfoque.
¿Qué hay detrás de tanta saturación de actividades de autocuidado?
Un profundo sentido de insuficiencia.
Antes lo llenábamos con vicios, relaciones tóxicas o hábitos claramente destructivos. Hoy lo disfrazamos con actividades “sanas”. Pero como dice el dicho: mismo diablo, diferente infierno.
El motivo importa más que la acción
Tu salud mental depende de muchos factores: lo que consumes en redes, la calidad de tus vínculos y las actividades que realizas.
No es lo mismo ejercitarte porque disfrutas sus beneficios —porque activa tu “farmacia interna” y te hace sentir bien— que hacerlo desde la obligación, convenciéndote de que “toca hacerlo” porque sí.
El motivo de tus acciones es lo que marca la diferencia.
Cuando lo bueno se convierte en una carga, deja de ser verdaderamente bueno.
Incluso en lo espiritual
A veces pasa lo mismo con la fe: creemos que hay que orar tres veces al día o leer la Biblia completa en un año para ser realmente espirituales.
Pero olvidamos lo esencial: Dios nos hizo distintos, con maneras únicas de conectar y aprender. Él desea una relación personal con cada uno de nosotros, y eso se ve diferente para cada quien.
Menos es más
Si estás leyendo cinco libros al mismo tiempo… quédate con uno y disfrútalo.
Si vas con varios terapeutas a la vez “porque mientras más sanes, mejor” … es falso. Te vas a confundir más y terminarás con parálisis por análisis. Elige un proceso y sé constante.
El autocuidado es parte importante de nuestra autoestima, pero necesita medida, sabiduría y libertad.
Diseña tu propia rutina
No existen recetas universales. Cada quien necesita un ritmo distinto, según su tiempo, recursos y necesidades.
Lo importante es que tu autocuidado te nutra, no que te desgaste. Que sea un espacio de disfrute, no de exigencia.
Cuídate, pero como si te amaras de verdad… no como si te odiaras.
Liliana Henríquez
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